La segunda cata que realizamos en Ndanka Ndanka fue una cata vertical donde probamos los vinos elaborados por Ana, una auténtica enamorada de los vinos, no solo de los suyos, y eso se transmite en la emoción y el entusiasmo que pone.
Directamente desde Lavapies, donde todo el barrio la conoce, a ella y a su vino, llegó con dos blancos, uno del 2012 y otro del 2014 y cuatro tintos, un 2009, 2011, 2013 y 2014.
Pero lo mejor fue ver las reacciones de la gente al entender lo que explicaban, a comprobarlo en su propio paladar y a poder decir que en ese momento y con ese vino, han aprendido algunos datos importantes para seguir disfrutando del aprendizaje en casa.
Y luego la sorpresa de los doce aperitivos fríos, que nadie se esperaba y que a todos les pareció un detalle, delicioso.
Me encanta que venga gente con esa fuerza a nuestra ciudad.
Ahora nos toca recibir a nuestros vecinos, que también realizan actos mágicos para los demás.
Entre tanto...nos vemos en los parques.