lunes, 16 de noviembre de 2015

Siesta Inuit


El domingo inauguramos el local y en él, asistimos a un gran espectáculo. Así que al final no hubo siesta, lo que sí hubo fue fiesta. Todos los amigos que pudieron vinieron a vernos, los que no pudieron también vinieron, acompañando a los asistentes, en conversaciones, recuerdos y otras hierbas. 

Se terminó la cerveza normal, comenzamos por las especiales y se terminaron también, no así la música, que lejos de predicciones y precisiones, tras una despedida y su correspondiente bis, volvió el llanero solitario a coger su guitarra, ahora ya, no tan solo. Dos espontáneos, tres, cuatro, los coros, los bailarines, hasta los niños, participaron de esta alegría.

Para los que os lo perdisteis, tenemos su disco en la librería y esperamos poder contar con él el año que viene, ahora que ha comenzado su gira, le deseamos toda la suerte del mundo.

Éste evento duró hasta las cuatro, pero volvimos a abrir las puertas a las seis, ya con un ambiente más íntimo, y comprobamos con gran alegría, que hacen falta espacios así en cualquier parte del mundo, por ahora nosotras estamos aquí, en Alcázar de San Juan o como diría un amigo Al-Kassar de St. Jonh Lennon. 

Si queréis venir...

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